El 2019 ha sido el año del activismo climático y socioambiental. Millones de personas, con la novedosa participación de jóvenes y muy jóvenes, han inundado las calles de las ciudades de todo el planeta para expresar su preocupación por la falta de respuesta de los estados frente a la emergencia climática.
Junto a la masiva participación en los eventos de protesta y acciones organizadas por organizaciones transnacionales como Fridays For Future o Extinction Rebellion se observa también la difusión de agrupaciones y colectivos que defienden el agua, los bosques, los parques, etc. en las áreas metropolitanas, así como de otros que promueven un estilo de vida más respetuoso con la vida humana y no humana, a través de la producción y consumo de productos locales, artesanales, orgánicos, éticos y accesibles para la mayoría de la población.
Este dosier quiere visibilizar estas experiencias que, sumadas al ecologismo rural e indígena ya consolidado en América Latina (se piense en movimientos como Vía Campesina y en los numerosos conflictos socioambientales en defensa de la vida y los territorios en todo el continente), podrían representar una esperanza para enfrentar el actual colapso climático y ambiental, dando lugar a una nueva cultura proambiental.